MUJERES INDELEBLES

Anacaona: el areito de la flor de oro

Por: Ana María Zabala Gómez

Anacaona fue una cacica y poeta Taína de Jaragua. Jaragua era uno de los cinco cacicazgos de la isla que los taínos conocían como Ayiti o Quisqueya y que los españoles nombraron La Hispaniola, donde hoy se encuentran la República Dominicana y Haití. Ella nació en el año 1474 en Yaguana, Jaragua, poblado hoy conocido como Léogâne, Haití. 

Anacaona era una de las líderes más importantes de la sociedad taína, siendo hermana del cacique de Jaragua y esposa del cacique de Maguana con quien tuvo a su hija Higüemota. Fue celebrada como compositora de baladas y poemas narrados y cantados llamados areitos. El nombre de esta importante mujer significa “flor de oro” en lengua taína. En 1492, Anacaona participó en los encuentros con la embarcación de Cristóbal Colón que se había topado con esta isla en diciembre de ese año buscando una nueva ruta a “las Indias”. Los taínos recibieron a estos extraños personajes con maíz y oro, lo que hizo pensar a Colón que allí encontraría grandes yacimientos del metal precioso. 

Con los restos de la embarcación Santa María, Colón y los otros hombres construyeron un fuerte que llamaron La Navidad. A pesar de tener curiosidad por los extranjeros al principio, Anacaona fue testigo de los abusos a los que los hombres dejados por Colón sometieron a su gente. Los taínos eran secuestrados y esclavizados para satisfacer las demandas de la corona española y muchas mujeres eran abusadas sexualmente. Desde ese momento los identificó como una amenaza. 

Al volver a la isla en 1493, Colón encontró al fuerte La Navidad destruído y sus moradores asesinados. A pesar de no tener evidencia de ello, Alonso de Ojeda acusó a Caonabo de la destrucción y lo llevó prisionero por medio de un engaño, junto con otra nobleza taína, en un barco a España que luego naufragó. Tras la muerte de su esposo, Anacaona se retiró a Jaragua, el cacicazgo de su hermano, donde planeaba consolidar su gobernanza pues muchos Taínos morían a manos de la violencia española. Decidió que resistirlos por la fuerza sería inútil pues a pesar de ser menos, los españoles poseían armas más poderosas. Así que optó por políticas más diplomáticas e incluso promovió el matrimonio entre taínos y españoles. 

Durante la visita de Bartolomé Colón al cacicazgo de Jaragua en el sudeste de La Hispaniola, Anacaona y su hermano Behechío sostuvieron negociaciones con el español que estableció el primer protectorado de España (Santo Domingo). Anacaona y Behechío aceptaron pagar tributo en algodón y comida para los españoles bajo el mando de Colón. En “Historia de las Indias” Bartolomé de las Casas afirma que la visita se dio en un ambiente amistoso.   

Tras la muerte de su hermano Behechío en el año 1500, Anacaona lo sucedió como cacica de Jaragua. Siendo cacica de Jaragua y Maguana, Anacaona mantuvo su política amistosa con los españoles. En 1503 el nuevo gobernador de La Hispaniola viajó a Jaragua donde Anacaona y su nobleza lo recibieron con una ceremonia fastuosa. A pesar de que el areito fue un gesto de bienvenida, Ovando lo vió como una distracción. El español y su comitiva de trescientos hombres sospechaban que Anacaona y otros caciques Taínos estaban planeando una rebelión. 

En la fiesta estaban presentes varios caciques (según algunas crónicas eran ochenta) a quienes los españoles convocaron para reunirse en un caney (casa larga) y llevar a cabo un supuesto acuerdo de paz. Después, con un truco los amarraron y luego torturaron e incendiaron el caney con los caciques dentro. Anacaona fue capturada y llevada a la plaza pública de Santo Domingo donde la ahorcaron acusada de conspiración. Ovando obtuvo la “evidencia” torturando a los caciques antes de asesinarlos para que confesaran los supuestos crímenes de Anacaona. 

Según ciertas crónicas, a Anacaona se le ofreció la posibilidad de salvarse justo antes de ser ahorcada. Se le perdonaría su condena si aceptaba ser concubina de un oficial español. La mujer de veintinueve años que Bartolomé de las Casas describió como “una muy notable mujer, muy prudente, muy graciosa y palaciana en sus hablas y artes y meneos y amicísima de los cristianos” negó la oferta y prefirió morir a manos de los cristianos que ser concubina de uno. 

La muerte de Anacaona fue un momento clave en la historia del Caribe. Después de su asesinato, Ovando continuó una letal campaña de persecución contra los Taínos. Además, el sangriento colonizador institucionalizó la explotación de los indígenas. El mismo año en que murió Anacaona, la reina Isabel de Castilla firmó un documento en el que legalizó la institución de la encomienda. La idea fue planteada por Ovando y otros colonos para que se les permitiera exigir de los indígenas trabajo o tributo a cambio de “cristianizarlos”. Sin embargo, el resultado no fue la cristianización sino la devastación de un pueblo. Bartolomé de las Casas acusó a Nicolás de Ovando de haber promovido la destrucción de “las Indias”. 

El pueblo Taíno fue declarado “extinto” en papel por los censos coloniales en 1802. Sin embargo, muchas personas del caribe se identifican como indígenas taínos y han podido confirmarlo con estudios de ADN. Según el jefe taíno Jorge Baracutei Estevez, el 61 por ciento de los puertorriqueños, del 23 al 30 por ciento de los dominicanos y el 33 por ciento de los cubanos tienen ADN nativo americano. En el 2016, un genetista danés extrajo ADN antiguo de un cráneo de 1000 años de antigüedad que se encontró en las Bahamas y tenía ADN taíno. Luego se analizaron a 164 puertorriqueños y todos coincidían con el ADN taíno. Estevez describe la experiencia de estos taínos contemporáneos: 

“Para nosotros, conocer esta historia es como encontrar a un pariente perdido, una parte de ti mismo de la que no sabías nada. Cuando me di cuenta de que gran parte de nuestras tradiciones orales, cultura material, espiritualidad e idioma eran indígenas, me di cuenta de lo triunfante que era el pueblo taíno.” 

Jorge Baracutei Estevez

Anacaona fue triunfante y su historia está viva, así como la de su pueblo. A través de los siglos, las memorias de sus areitos resuenan en poemas, canciones y lugares que llevan su nombre.

Referencias

Baracutei Estevez, J. Conoce a los supervivientes de un «genocidio sobre el papel». En National Geographic. Recuperado el 5 de octubre de 2022. 

Carrasco C., M. 2022. Anacaona: The Golden Flower Queen Killed For Refusing To Be A Concubine. Recuperado el 5 de octubre de 2022.  

Casas, fr. B. de las, [(1547-1559) 1875] 1965, Historia de las Indias, ed. de Agustín Millares Carlo y estudio preliminar de Lewis Hanke, México, FCE, 3 tomos.

Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. 2004. «Biografia de Nicolás de Ovando». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Recuperado el 5 de octubre de 2022.  

Porath, J. 2017. Anacaona, Poet Queen of Haiti. Recuperado el 5 de octubre de 2022.  

Vallejo, C. 2013. La «construcción» de Anacaona, cacica taína muerta en 1503, en dos textos de España de mediados del siglo XIX — la emancipación negada. En Bajini, I., Campuzano, L., & Perassi, E. (Eds.), Mujeres y Emancipación de la América Latina y el Caribe en los siglos XIX y XX. Milano : Ledizioni. doi :10.4000/books.ledizioni.307