Colombia Cromática

Huellas Eternas

Gran parte del oro que llegó a Europa desde las Américas fue desenterrado de antiguos sepulcros indígenas, las guacas. Las piezas que no fueron derretidas en lingotes se fueron a colecciones privadas que son preservadas hoy en museos.

Muchas guacas eran adoradas como si encerraran alguna deidad y estaban enterradas por todo el continente: desde la selva del Darién en Panamá hasta el Río de la Plata en Argentina. En los Andes de Colombia, se sabe que en las noches del jueves y viernes santo “las guacas alumbran” y el oro enterrado en ellas se deja ver.

Las guacas tienen un misterio pues proveen suerte o muerte. Las personas en los Andes colombianos dicen que el oro está vivo: se mueve por debajo de la tierra cuando no quiere ser encontrado, crece con el agua y emana un “vaho” que “pica” al que lo toque sin protección.

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